En un intento por comprender las sensaciones que generan los
sentimientos del pasado, uno se llena de culpa e impotencia. El pasado tiene
ese poder y esa fuerza, la que termina en el arrepentimiento, cuando ya es
tarde. Pero el problema no es el pasado, sino el presente ¿Qué hacer con esas
sensaciones?
A uno se le hace difícil muchas veces convivir con el drama,
aunque más difícil se hace cuando el drama se instala como invitado y es
hospedado con el consentimiento de uno mismo. Parece ser que no existe
paradigma alguno para resolver el problema que desata en el presente, los
errores del pasado.
Nos hemos cansado de hablar de amor, lo hacemos todo el
tiempo, lo vemos en cada lugar y sin embargo todavía no sabemos de qué se
trata. El amor es imperfecto, no es justo ni injusto, no es eterno, no tiene dimensión,
aunque nos preocupemos todo el tiempo en medirlo. El amor es competitivo desde
la discusión, desde la comparación y hasta desde la idealización que
necesitamos para adoptarlo.
Uno vive los momentos del día con incertidumbre, una que es inconsciente,
que tiene que ver con el misterio de no saber qué es lo que va a suceder hoy y
que no es consciente de ello, porque tenemos la costumbre de vivir, sin pensar
en el momento actual, en el presente más presente, el ahora. Aunque también existe
una incertidumbre consciente y esa es la que nos perturba. Es esa que no nos
deja dormir, pensando en lo que va a suceder o en lo que deseamos que suceda,
pero ni siquiera tenemos noción de cuando sucederá, o peor aún, ni siquiera
tenemos la certeza de que va a suceder.
De todo eso se trata el ahora que estoy escribiendo, desde
ese intento por comprender las sensaciones generadas por errores del pasado,
que desataron un desequilibrio emocional, instalando un conteiner de
incertidumbre consciente en mi cabeza, repasando desde el inicio de esta
historia todos los errores cometidos, las oportunidades olvidadas, los momentos
espiados desde lejos, por ese horrible e incómodo miedo al amor.
Cuando hablo de hoy, estoy describiendo este momento, el que
se vive ahora, porque es lo único que existe. Nunca supe que es el amor, pero
en algún momento estuve cerca de comprenderlo y hoy, no sé cuánto años después,
vuelvo a sentirlo, aunque no tengo la certeza de que el amor, siempre te hace
bien.
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